martes, 17 de noviembre de 2009

De mis problemas de comunicación y otros serios tropiezos

Partamos del  hecho número uno:

Estudié una licenciatura en ciencias de la comunicación

Hecho número dos:

Al parecer, hacerlo valió para pura ma...

Ahora, si se me permite, ahondemos un poco más.

Decidí estudiar esa carrera por la simple y sencilla razón de que hacerlo me permitiría estar detrás de una producción cinematográfica, televisiva, etc. Por tanto no me fui al campus de Acatlán (donde pude haber estudiado hospedándome en casa de unos tíos) ni a Aragón, que me queda un poco menos lejos que CU. No. Decidí entrar a la H. FCPyS porque, a diferencia de aquellos dos campus, ofrecía la posibilidad de especializarme en producción audiovisual, lo cual hice. Luego entonces, mi vertiente de la comunicación no es precisamente aquella interpersonal, no, es la masiva, públicos, segmentos de mercado, estratos poblacionales, audiencia meta... And all that stuff...

Dicho esto en un inútil deseo de defenderme, entonces puedo liberar del alma mi pecado de tener... problemas de comunicación!!!!

Y, encima, serios.

Mi fiasco empezó a notarse cuando uní mi vida a otra (curiosamente) comunicóloga. Nosotras, muy académicas, muy racionales, muy "sí, mi amor, siéntete libre de decirme lo que te moleste cuando eso suceda, que yo haré lo mismo, lo prometo" Bah! Palabras y más palabras que quedaron en eso. Claro que hice mis intentos de ser honesta, pero aún así debo confesar que llegué a guardar silencio en ocasiones en aras de la "armoniosa convivencia"... Y, por lo que llegamos a hablar hace unos meses, al parecer ella hizo lo mismo, porque me soltó una sarta de quejas sobre cosas que sucedieron en octubre de 1917 y de las cuales yo creía no quedaban resquicios... Valientes comunicólogas!!!

Ahora, que llevo una relación bastante nueva con otra persona, he descubierto que sigo teniendo problemas de comunicación. No sólo en lo verbal, sino en lo conductual. Hemos llegado a discutir por X cosa, horas y horas, sólo para darnos cuenta al final que estábamos de acuerdo desde el principio!!! Nice. Y también ha sucedido que me conduzco de manera racional hacia ciertas cosas, en las que debía haber sido más pasional... pero lo hice así porque creí que era lo adecuado y resultó que no... so, problemas y más problemas.

Bueno, estos tropiezos han sido hablados, por suerte, y al parecer resueltos, aunque ya saben que a uno le queda siempre un ligero temor de que haya remanentes de bronca, cierto?

He observado que los productores tenemos bastantes broncas para lograr establecer una comunicación eficaz a nivel interpersonal. Para dar prueba de ello, puedo comentar que mis amigos de la especialidad y yo llegamos a tener disputas fuertes y a dejar de dirigirnos la palabra nomás por nuestro respectivo par de huesos, a refrescárnosla y a tener peleas estilo reyna de la noche. Nunca olvidaré la discusión que tuvimos frente a Gustavo Sánchez Parra (quizá lo ubiquen por su papel de mal tipo, moreno y de pelo "oxigenado" en Amores perros), el día en que trabajó con nosotros en un corto y llegamos tarde a la locación, un amigo (el director) se puso en plan de diva y nos dijimos hasta de lo que nos íbamos a morir frente al impávido actor. Seguro está acostumbrado a eso y mucho más. Pero la verdad es que no tenía porqué enterarse de nuestros malos temperamentos cuando nos sentimos presionados por asuntos de tiempo y presupuesto que a él, por supuesto, le importan un comino. Al final todo salió bien y grabamos sin tropiezos. Ventajas de trabajar con actores profesionales. Yo hubiera estado deseosa de hacer más cortos no con él, sino con su novia, una chica preciosa de cuerpo impresionante, también actriz, que trabajaba de forma estupenda y a quien fui feliz de filmar en otro corto durante varias horas...

Trabajaré en mi nivel de comunicación interpersonal, lo prometo.

Wish me luck!!!




viernes, 13 de noviembre de 2009

Ensayo sobre la ceguera

El martes de esta semana, me prestaron amablemente el libro Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. ¡Qué libro! Lo leí en dos días. Sin duda una historia original y perfectamente bien planteada. Exigió, sin duda, de un ejercicio de lógica increíble por parte del autor. La trama nace a partir del momento en que un hombre se queda ciego, sin más. Poco a poco, más personas empiezan a presentar ceguera, de un modo que semeja a una epidemia. Los ciegos empiezan a ser aislados, el gobierno toma previsiones frente a la nueva y desconcertante enfermedad. El autor enfoca su atención en un grupo de personas que son puestas en cuarentena, y a todas las adversidades que enfrentan. Una serie de tragedias, cuyo origen no es otro que la naturaleza humana, empieza a caer sobre ellos. La narración de estos hechos lleva, inevitablemente, a un análisis de la propia sociedad en que estamos envueltos. Y a una reflexión sobre la manera en que nosotros mismos nos enfrentamos a la realidad cotidiana.


Muero de ganas de ver la película. El libro es sumamente cinematográfico. Hay historias en la literatura igual de excelentes, pero dificiles de adaptar, por la gran cantidad de pasajes introspectivos que presentan (ej: El Lobo Estepario). Ésta, sin embargo, está narrada de tal manera que llevarla del libro, al guión a la realización requiere sólo unos pequeños ajustes. Acabo de ver el trailer (pues no vi la cinta cuando fue lanzada) y parece que se apegaron a la narrativa original. Ya les comentaré, amabilísimas lectoras, qué opinión me genera la cinta ;)


PD: Muchas gracias a quienes amablemente me leen, y gracias a quienes dejan mensajes. Un beso :)

sábado, 7 de noviembre de 2009

I take the blame

No fui impecable cuando debí serlo. Cometí el error de ser débil, de ceder ante las situaciones, las circunstancias del momento. Acepté cosas que no debía, cooperé para mantener en vilo un drama innecesario. Sabía qué hacer y cuándo hacerlo, ¿porqué, entonces, no actué?

Hoy, el resultado de no ser tajante está ahí. Tomo mi parte de responsabilidad. Tomo lo que me corresponde por no terminar lo que debía ser cerrado.

Al menos, soy consciente ahora. Lamento lastimar a alguien, si ése será el resultado de actuar, por fin, como era lo lógico.

Harina y tranquilidad

Ayer tuve un día agradable en un 80%. Fui a CU, pasé gratos momentos con una chica linda ;) Al final todo se complicó porque empezamos a hablar de cosas difíciles para ambas y conciliar el sueño más tarde, al llegar a casa,  fue complicado. Por eso hoy me sentí agradecida de que en mi hogar todo fuera calma y tranquilidad. Mis hermanos, mi mamá y yo nos pusimos a hornear panqués. La repostería ha sido una tradición en nuestra familia desde que tengo memoria, y es muy relajante. Salió la iniciativa de hornear también pizza, mi hermano amasó los ingredientes de la base y después de que la levadura hizo su trabajo yo misma me puse a extender la masa dándole la tradicional forma redonda. Entre todos agregamos los ingredientes, con los cuales nos vimos muy vegetarianos: champiñones, pimiento, aceitunas, etc. Quedó deliciosa :D Los panqués los hicimos "marmoleados" con chispas de chocolate Turin (ampliamente recomendado) y bueno, total que nos dimos una sobredosis de harina con la pizza y luego con el panqué de postre... valió la pena el esfuerzo.

Los vecinos tienen fiesta porque las hijas del matrimonio llegan a su cumpleaños núm. veintialgo ... son cuatas y nunca me he llevado con ellas, so, no estoy invitada, pero no me afecta, mucho menos escuchando la clase de música que el conjunto contratado está ejecutando: "covers" de un grupo que es algo así como "Cañaveral"?? No tengo idea, el asunto es que no es mi tipo de música y ahora sólo espero que su pachanga termine temprano para poder dormir. Vengo cargando días de mal sueño y le debo varias horas de descanso a mi cuerpo.

Mañana buscaré un nuevo pasatiempo relajante, atacaré tal vez el césped, para podarlo, no está tan crecido pero de verdad necesito distracción...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Caos, pandemia, desastres naturales, tornados

Al parecer la tesis está llegando a su punto de maduración, lo cual es excelente considerando que debo enfocar mis energías en resolver mis problemas personales. No he conseguido librarme de broncas que gané gratuitamente, les ha pasado que juegan con fuego y terminan quemándose? Justo eso es lo que me sucede ahora. Y ni modo, hay que afrontar las consecuencias de los propios actos, cierto? Sin embargo, me siento molesta.Todo a mi alrededor está tejido de tal manera que las casualidades no lo son, que las cosas que nunca imaginé siquiera han sucedido sin que tuviera oportunidad de evitarlas. No sé cómo sentirme al respecto, sólo puedo decir que estoy cansada de los malentendidos. Parece que cuando uno cree que el nivel dramático de una situación no puede llegar a más, se equivoca. Entonces todo se rebasa y te llega el agua hasta la punta del cabello más alto que tienes.

Por desgracia, sólo yo sé de qué carambas estoy hablando...

lunes, 2 de noviembre de 2009

De todo un poco el día de hoy

Lo primero que pensé el día de hoy, al despertar, bueno, más bien lo que sentí fue una infinita paz. Tuve un sueño hermoso y maravilloso que consistió en una linda plática, que me llenó de sosiego. Aún corriendo en el parque logré sentir esa calma y me sentí muy a gusto.

Confrme el día fue avanzando recordé que hoy se cumplen tres años del accidente automovilístico que tuvimos mi amada y yo. Noté los años transcurridos desde ayer, y hoy rememoré, al menos, lo que recuerdo. Y es que pasado el choque, no di para mucho. Ese día nos levantamos temprano, desayunamos en la cama, vimos tele un ratito, salimos con rumbo al panteón para llevar flores a sus difuntos abuelos. Había un tráfico tremendo. Hicimos alto de acuerdo a la indicación del policia de tránsito, yo estaba arrellanada en el asiento del copiloto y, de pronto, sentí una energía que me lanzaba hacia el frente. Lancé un gemido sin pretenderlo en el mismo momento en que mi cuerpo se despegaba del asiento y era frenado por el bendito cinturón de seguridad (nunca, jamás duden de la eficacia de dicho artilugio). Luego, todo fue confusión y caos. Mi adorada también llevaba el cinturón y al parecer salió mejor librada que yo (luego supe que fue porque estaba en una posición más erguida al momento del impacto y su cuerpo no resintió tanto como el mío, laxo al recibir el golpe). Bajó a interpelar al tipo que nos había chocado, el policia intervino a favor nuestro e imagino que alguien amablemente llamó una ambulancia, porque lo que recuerdo enseguida es  a un lindo y súper cortés paramédico de la Cruz Roja que me revisó concienzudamente y me explicó que en ese momento no sentía dolor pero que, en cuanto el golpe se enfriara (unos 40 min. después) empezaría a resentirlo. Para ese momento, me sentía aturdida, mareada y extraña. Llegó otro paramédico, una chica, y ambos me sacaron con una rapidez increíble para la suavidad con que lo hicieron. Me pusieron sobre una camilla, inmovilizándome de pies a cabeza. Desde que seguía yo dentro del vehículo hecho trizas en la parte trasera había notado que varios curiosos se agolpaban a los lados, y cuando me subieron a la camilla ya eran bastantes más. Me sentí molesta. Lo que vi enseguida fue el techo de la ambulancia y escuché la sirena sonar en tanto avanzábamos hacia el hospital. En el camino, los paramédicos me hacían una y otra vez las mismas preguntas: mi nombre, edad, domicilio, profesión... Una parte de mí se preguntó porqué insistían en lo mismo si ya había respondido (luego también supe que se afanaban en que no perdiera la conciencia). No recuerdo en qué momento bajaron la camilla, sólo veo el techo de un pasillo desfilar a toda velocidad frente a mis ojos, mientras los paramédicos informan a alguien (los encargados de urgencias, tal vez) mi estado general. Me siento como en un programa de televisión tipo E.R. donde ahora soy la protagonista. Me invade un vértigo tremendo, todo gira alrededor de mí y sólo acierto a adivinar que me han colocado sobre una plancha fría a donde después se acerca un tipo a acomodarme de cierta manera y pedirme que no me mueva. Los minutos pasan. Pienso en mis padres y en lo preocupados que estarán al saber en qué me metí ahora. Es un cuarto amplio y estoy sola. No puedo evitar que me invada el temor. No sé dónde está mi amor en este momento. Inhalo profundo para poder calmar el sentimiento y noto que el paramédico tenía razón: un dolor sordo e implacable empieza a apoderarse de mi columna, ensañándose en particular con el cuello. Pasan más minutos, no sé cuántos. De pronto, siento la tibia mano de Tere, una de nuestras mejores amigas, sobre mi frente. Le pregunto por ella. Me asegura que está bien (mejor que tú, quiere decir, pero no se atreve). Me han trasladado a otra habitación, donde me aseguran un collarín al cuello y me administran medicamentos. De pronto, escucho su voz, y me vuelve el alma al cuerpo. La han internado en la misma pieza que a mí.

Pasa una cantidad de tiempo indescifrable. Nos dan de alta. Ella sale por su propio pie y yo en silla de ruedas. Regla del hospital: quien entra en camilla sale en silla. Pero puedo caminar. Vacilante, pero puedo. Salgo a enfrentarme a los efectos secundarios de los medicamentos: la somnolencia involuntaria, el mareo, la boca reseca, a las citas que me llevarán de vuelta al hospital para rehabilitarme, el lento y penoso proceso de recuperar la movilidad del cuello y, por fin, pasados muchos días, el logro de volver la cabeza de un lado a otro, sin dolor!!

Tres años ya.

Hoy le llamé y rememoramos el suceso, pero sin detenernos mucho en ello. Sólo confesó no sentirse con ganas de llevar a su mamá al panteón cuando se lo pidió, aunque lo hizo, de todas formas. Yo me reí. Ella también, pero prefirió sacar otro tema.

Este ha sido un fin de semana intenso. Mi familia y yo preparamos el pan de muerto. Comimos hasta hartarnos de sábado a lunes, no sólo pan sino también manjares de vivos como pollo frito, pizza, pasta, ensaladas, mojarras. Mi hermano se puso espléndido y compró chocolates para todos. Me empaqué con singular alegría mi Milky Way y noté que en sólo tres días me volví adicta a la coca-cola, yo, que no tomo refresco salvo en raras ocasiones. Tres días de hartazgo que empecé a exorcizar hoy en el parque. Vivan los muertos y viva la vida.

¿Qué soñé? Dos cosas maravillosas: que Tegan y Sara darían un concierto en casa de mi abuela materna (???) y Tegan se mostraba cariñosa conmigo (!!!!). Desperté riéndome de mí por mi inocencia y al conciliar el sueño otra vez, soñé que ambas gemelas llegaban a mi casa. Tegan era mi novia. Estaba cansada, así que se retiraba a la recámara a recostarse. Sara se quedaba conmigo en la sala, y empezábamos a platicar de cosas muy profundas, el ser humano, los sentimientos, la existencia misma. Veía su rostro sonreír, y me sentía tan en confianza. Era como si pudiera trascender las verdades con ella. Sabía que podía ser yo misma estando en su presencia, lo cual me liberaba. La veía como un lazo fraternal inmenso. Una paz increíble me llenó. Así desperté y así fui a correr esta mañana.

Quiero aclarar que no entiendo porqué soñé eso: Sara me atrae físicamente, no tanto como su hermana, pero obviamente no la conozco y no puede ser una guía moral ni espiritual para mí... así que el sueño fue bastante bizarro.

Ah, qué post tan raro me salió.